Durante su paso por la mesa de Breves Streaming, Tomás Fragueiro se refirió a los cambios profundos que atravesó la fotografía con la irrupción de los teléfonos móviles y las redes sociales. “Hoy todo el mundo es reportero con un teléfono”, afirmó con firmeza. Para el fotoperiodista, que lleva más de dos décadas trabajando para La Voz del Interior, este fenómeno modificó la manera de comunicar, pero también puso en tensión el valor del oficio.

Fragueiro aclaró que no se opone al registro ciudadano. Al contrario: “Yo celebro que pase eso, celebro porque estamos más informados informalmente, no por periodistas sino por una cosa espontánea”, explicó. Sin embargo, también advirtió que este nuevo escenario trae consigo riesgos éticos. “Con el teléfono, el filtro desapareció. Se publica cualquier cosa, incluso material sensible, sin pensar en las consecuencias”.

Uno de los aspectos que más le preocupa es el tratamiento de imágenes que involucran a menores. “Siempre pienso en los niños y adolescentes. ¿Cómo influye todo eso en ellos?”, se preguntó.

Fragueiro marcó una diferencia clara entre capturar una imagen y hacer fotoperiodismo. “Una cosa es registrar con el celular y otra es componer una foto que informe, que tenga intención, que comunique desde un lugar profesional”, señaló.

“Hoy cualquiera saca una foto, pero no cualquiera es reportero gráfico”, enfatizó.

También denunció el uso indebido de imágenes: “A mí me han robado fotos. Incluso acá en Río Cuarto”. Y agregó: “Ni siquiera ponen ‘gentileza’. Y si lo hacen, tampoco sirve. De la gentileza no se vive”.

Más allá del malestar, sostiene que el rol del fotoperiodista sigue siendo insustituible: “Nosotros no sólo hacemos clic. Pensamos, componemos, decidimos. No es lo mismo”.