La Sociedad Italiana de Río Cuarto cumplió 150 años. Y lo celebró con dos jornadas que marcaron un punto de inflexión. El viernes por la noche, la sede de calle Colón fue escenario de la ceremonia protocolar. El sábado, la fiesta de gala coronó un aniversario que no se limita al festejo: es una apuesta al porvenir.
La presidenta, Claudia Mugnaini, lo expresó con claridad: “Este aniversario es una bisagra”. En su discurso, destacó que los 150 años no son un cierre, sino un impulso. “Si no cuidamos la institución, si no la preservamos, es imposible continuar”, dijo ante autoridades locales, socios y vecinos.
La ceremonia del viernes comenzó puntualmente a las 20. El salón principal, colmado, recibió a la cónsul María Luisa Lapresa, al intendente Guillermo De Rivas, al legislador Ariel Grich y a la vicerrectora de la UNRC, Nora Bianconi, entre otros. Fue un acto sobrio, cargado de sentido, donde se descubrió una placa conmemorativa que resume el espíritu de esta etapa: “150 años de trayectoria nos impulsan a seguir innovando y fortaleciendo nuestros lazos italianos”.
Antes del acto, se recorrieron las instalaciones del Colegio Dante Alighieri y de Argentalia. También hubo un almuerzo compartido, que anticipó el clima de reencuentro. La Sociedad Italiana no es solo una institución de inmigrantes: es parte del entramado social de la ciudad.
El sábado, la fiesta de gala le dio otro tono a la celebración. Música, brindis, reencuentros. Fue el momento de la emoción, del reconocimiento, de mirar hacia atrás sin perder de vista lo que viene. Mugnaini insistió en que el desafío es enorme: “Hay que generarles a los jóvenes un propósito, conectarlos con sus raíces”.
La renovación institucional comenzó antes de su gestión, pero se consolidó en los últimos meses. “La intención era posicionar la sociedad, volver a hacerla brillar”, explicó. En sus palabras, se percibe una convicción: la historia no se celebra solo con actos, sino con acciones que permitan sostenerla y proyectarla.
La Sociedad Italiana fue fundada por inmigrantes que llegaron al país y se radicaron en el sur cordobés. A lo largo de los años, sus aportes a la comunidad fueron múltiples: desde actividades culturales hasta servicios educativos, pasando por espacios de encuentro y formación. Hoy, ese legado se resignifica en clave de futuro.
El aniversario fue también una oportunidad para homenajear a quienes construyeron ese camino. “Nuestros ancestros hicieron un surco enorme para que nosotros pudiéramos llegar hasta donde llegamos”, expresó Mugnaini. Pero dejó claro que no se trata de quedarse en el reconocimiento. “Esto no terminó acá. Hay que continuarlo”.
La apuesta es clara: abrir la institución, revitalizarla, generar nuevos vínculos. En ese sentido, el acto y la gala fueron más que celebraciones. Fueron declaraciones de principios. La Sociedad Italiana se propone ser un espacio activo, dinámico, capaz de dialogar con las demandas actuales sin perder su esencia.
En Río Cuarto, esta entidad ocupa un lugar simbólico. No solo por su antigüedad, sino por su capacidad de articular lo cultural, lo educativo y lo social. El aniversario número 150 marca un punto de inflexión. No es un cierre, es un nuevo comienzo.
La ceremonia dejó imágenes que condensan ese espíritu: el salón lleno, los abrazos, las palabras compartidas. Pero también dejó una hoja de ruta. La renovación no será solo institucional, será también generacional. Involucrar a los jóvenes, abrir espacios de participación, construir sentido.
La Sociedad Italiana se enfrenta a un desafío que muchas instituciones atraviesan: cómo sostener el legado sin quedar atrapados en él. En este caso, la respuesta parece estar en el equilibrio entre memoria y acción. “El revuelo que se está viendo ahora es producto de lo que se inició hace un mes antes de asumir”, dijo Mugnaini. Esa frase revela que el movimiento ya comenzó.
Las puertas están abiertas. El aniversario fue el punto de partida. Lo que viene será fruto del trabajo colectivo, del compromiso, de la capacidad de imaginar nuevos caminos.